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Preparación del barro

El proceso comienza con la extracción y secado de la arcilla.

Una vez seca, se golpea con pico (mocheado) y se ara en la era para preparar el molido.La arcilla completamente seca se muele con palanca y se deja orear antes de cribarla, eliminando impurezas.

Después se mezcla en el pilón con agua hasta obtener una masa homogénea. Esta arcilla se extiende en el obrador, se amasa, se pisa y se forma en pellas, que finalmente se apilan y cubren para conservar su humedad.

Modelado de la tinaja

La tinaja se construye mediante la técnica tradicional del urdido o modelado con churros de barro.
Se inicia con una base hecha sobre el bolo, y sobre ella se van colocando rollos de arcilla en anillos ascendentes. Cada vuelta se refuerza con incisiones y se compacta con mazo y paleta para dar forma, grosor y altura.
El acabado incluye el alisado de la boca con un trapo húmedo. Tras completarla, la pieza se deja secar en el obrador.

Cocción de la pieza

Las piezas secas se colocan en el horno siguiendo un criterio de máximo aprovechamiento del espacio, empezando por las tinajas grandes y continuando con las medianas y pequeñas.
Una vez lleno, se sella el horno con ladrillos y argamasa.
La cocción dura un día entero hasta alcanzar unos 960–970 ºC. La llegada al punto óptimo se reconoce por la bravera (llamas en las lumbreras y color rojo vivo).
Al alcanzar esa temperatura, se deja de alimentar el fuego y se cierra la boca del horno.

Regado de las piezas

Tras unos seis días de enfriamiento, las piezas se extraen y se dejan tumbadas para realizar el regado, una fase esencial para eliminar la cal reactivada durante la cocción.
Se riegan abundantemente con agua para evitar grietas o roturas, asegurando así la durabilidad de cada tinaja.

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